“La revolución
no será televisada”
Gil
Scott-Heron
Es difícil ser de
izquierda en estos tiempos y lo es aún más en este mi país, cuando te casan con
los colores de un partido político como consecuencia de la desbordada
polarización existente en nuestra sociedad. En los años 70 y 80 era difícil por
aspectos diferentes, era por temor, el temor a las famosas persecuciones y a
las escaladas de exterminio, pero eran otras condiciones, otros elementos y otro capítulo del devenir histórico.
Hoy día la
sociedad ha cambiado, el sistema ha evolucionado o quizá involucionado, pero
los problemas del hombre No; continúan presentes. Por ello es importante pensar
en el presente (estando en el 2014) y si bien es cierto que las teorías de los
grandes pensadores y personajes de la izquierda histórica son básicas y
necesarias para entender posturas de mercado, las propiedades de las clases
sociales y la inequidad de la distribución de riquezas, hay que contextualizar
dicho pensamiento y adaptarlo a la nueva realidad.
Es por eso que
difiero, no me caso con ningún partido político, son lo que llamo: “La
Izquierda Romántica” y no son más que aquellos que viven del pasado, encerrados en pensamientos de la ortodoxia
soviética y el pasionismo marxista, los que se resisten a adaptarse a una nueva
lógica globalizada. Ésta globalización que no depende ni de izquierdas ni de
derechas, en la cual y por el Principio de Disolución Histórica fuimos inmersos
sin opción. Por tanto existimos en un nuevo mundo de izquierdas y derechas con
una palabra que debe ser común: modernizadas.
El éxito
socioeconómico de países liderados por la nueva izquierda como Brasil y Chile,
son precisamente los ejemplos de ideologías que se han adaptado a volver las
prácticas socialistas más hacía el libre mercado, pero sin olvidarse del
objetivo primordial que es el ser humano como tal.
La revolución no
es más en la trinchera, en las canciones de Los Guaraguao, en los discursos anti-imperialistas
o en idolatrías pasionales. La revolución, hoy más que nunca, está en la
intelectualidad de sus líderes, en la verdadera conciencia y responsabilidad
social, pero sobre todo la revolución está en
la habilidad para crear reales oportunidades a las clases más
vulnerables; aprovechando las nuevas características del sistema.
Es difícil ser de
izquierda en este país cuando te imponen una bandera y no una base profunda
para trabajar junto a ellos, si no piensas como ellos te tildan y es entonces
que se vuelve áspera la convivencia.
Por eso creo
firmemente que la revolución no será televisada, porque no va coreada de
publicidad, no va de la mano de campañas políticas, va solita, va con el sentir
de la gente. Es así de simple.
Comentarios
Publicar un comentario