No fue un trueno, se trataba de la última lata de cerveza que apuño en su mano derecha antes de dirigir su mirada hacia la nada. Dicen que las penas se ahogan en alcohol, pero para él las penas nadan y parecería que se divierten; al igual que todos sus amigos que siguen la fiesta entre música, drogas, sexo y alcohol. Toma su auto y antes del cinturón de seguridad va una buena y ruidosa canción de The Strokes, acelera que le urge huir del mundo perfecto de sus amigos. Por fin en casa enciende su cigarro y se dispone a servir “la del estribo” que en su desierto se vuelve la más amarga, la más dilatada y la de más extensos sorbos. “Es el efecto doppler cuando te alejas de mi” suena en su playlist, aquella diseñada justamente para esos momentos. La fiesta y el desenfreno quedó atrás, llego la calma, pero momento que alguien llama a la puerta. ¿Quién a esas altas horas de la madrugada se atreve a tocar la puerta? Frente a él una mujer de extrema delgadez, totalmente bla...