No pretendo hacer un análisis crítico de los discos de los
cuales estaré hablando en esta sección, más bien darle el valor que para mí
tienen más allá de si fueron alabados o no por la crítica o si fueron o no
grandes éxitos comerciales. Todo eso quedará para otras instancias.
Nací en 1977 en una familia del cual soy el menor de 5
hermanos, el menor de ellos me llevaba 14 años de ventaja, es decir que
mientras ellos eran adolescentes yo apenas un niño. En mi casa teníamos una
mezcolanza de gustos, mi padre amante del jazz, mi madre de la cumbia, mi
hermano mayor de Zeppelin y el menor deslumbrado por The Police y mi hermana
moría por los baladistas acalorados de los 80´s y sus épocas de Los Iracundos.
Mientras los niños de mi edad morían por ver sus caricaturas
favoritas, yo moría por escuchar completo el Purple Rain de Prince o escuchar
lo nuevo de Tears for Fears, ver los nuevos vídeos de Michael Jackson y Madonna
en aquellas noches de premier mundial que nos sentábamos en familia para verlo
juntos.
Fui creciendo y las cosas no cambiaban, mientras los demás casi
adolescentes le pedían a sus parientes en la USA sus Nintendos y sus Reebok
Pump, yo pedía el nuevo disco de los Pet Shop Boys o el cassette de los Fine
Young Canibals. Ya en la adolesencia, en pleno bachillerato, mientras el resto
pasaba las tardes de los sábados en los Scouts, en los grupos de las iglesias,
o en el cine…yo y mi amigo Schuster caminábamos por todo el centro de San
Salvador buscando música en las ventas piratas de música mientras comenzaban
las obras en el Teatro Nacional.
Eran tiempos hermosos los que pasaba con mi música, la que
escuchaba digo, porque soy un músico frustrado jaja. Escuchar música está en mi
ADN, es algo que cualquier persona que me conozca lo sabe y eso me lleva
siempre a buscar hasta debajo de las piedras nuevos sonidos, es más soy de los
que defiendo a capa y espada a la música de hoy porque creo que se continúa
haciendo GRAN MUSICA.
Ojalá sigan leyendo por aquí.
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